Vivimos en un mundo globalizado en el que ya no sólo competimos con nuestros vecinos locales. Hoy en día un negocio de Gijón compite con uno de Valencia y en algunos casos la competencia puede venir del mercado internacional.
Nos da miedo un mundo global en el que las microempresas compiten con microempresas de todo el mundo.

En España sigue existiendo un sentimiento de vértigo cuando se piensa en realizar incursiones en mercados internacionales. Somos un país interiorista, es más, somos un país regionalista en el desarrollo de negocio y eso está haciendo que estemos sufriendo especialmente la crisis.

Si se tiene un buen compañero de viaje y se dispone de un asesoramiento especializado se pueden aprovechar las innumerables oportunidades de negocio existentes en la actualidad. No está todo inventado y hay mercados esperando a que pongamos una semilla que con un buen riego brotará y se convertirá en un árbol capaz de soportal cualquier tempestad.