En la industria del videojuego siempre se ha imaginado un mundo en el que se consiga una inmersión total dentro de los escenarios y conseguir que jugar pase a ser una vivencia más que un control de un joystick. Interactuar de forma natural tal y como interactuamos en nuestro mundo cotidiano día a día pero viviendo experiencias y aventuras.

El escenario más virtualizado posible se ha visto en el cine en entregas como Matrix u Origen dónde los protagonistas no son capaces de diferenciar el mundo real del mundo virtual. Para llegar a ese punto aun nos queda mucho trabajo por delante pero ya empezamos a ver avances importantes.

Desde que la semana pasada nos enseñase Miguel, amigo y antiguo compañero de la universidad una demostración de lo que se puede hacer y no menos importante con un coste de dispositivo bajo. Algunos ejemplos de tecnología que empieza a tener un nivel de madurez a tomar muy en serio:

– Adaptadores para móvil en cartón que posibilitan preparar elementos de marketing diferencial a bajo coste.

– Carcasas con sensores avanzados que ayudarán a tomar un control natural sobre los escenarios.

– Guantes u otros dispositivos que nos ayuden a incrementar nuestra interacción con los escenarios y a obtener
nuevas experiencias sensoriales.

La aplicación de la Realidad Virtual no es sólo el mundo del videojuego. Algunos ámbitos obvios dónde va a irrumpir
fuertemente son:

– Formación/Educación. No hay mejor forma de formar que vivir la formación. Un médico que puede operar virtualmente, un piloto que puede volar un avión virtual, un obrero de la construcción que pueda identificar riesgos en una obra en un escenario virtual … La tele-formación es esto y no un repositorio de documentos en una página web.

– Turismo. Poder visualizar destinos turísticos sin tener porque desplazarse a destino o como prólogo de un gran viaje. Poder visualizar monumentos tal y como fueron en sus tiempos de máximo esplendor.

– Comercio. Showrooms comerciales donde el tener físicamente el producto ya no sea necesario. Se podrán disponer de mayores catálogos sin tener que invertir en tanto inmovilizado ni tanto espacio para poder mostrarlo. Poder ver y sentir el producto en un escenario más apropiado para emocionarte y finalmente convencerte a su compra.